la vida empieza a los treinta

8.9.19

sana sana




Vuelta a la rutina, después de un verano lleno de pausas y de espacio. Sin enredarme demasiado. Con mañanas en las que quieres tirar al monte, pero respiras y te quedas. Y en vez de ver, observas. Con el coco adormecido de palabras, calladito porque sí,  porque le da la gana, porque él también necesita vacaciones y este año se ha tumbado en la hamaca. Sin tarea. Levantando la mirada de vez en cuando, intentando decir palabras, pero sin ganas..."total para qué si van a hacer lo que les diga la gana" se pregunta él. Y la gana le responde "shhhhhh, calla".
Vuelta a la rutina y el coco se levanta perezoso a la faena de no dejar nunca de pensar. Siempre con algo en la cabeza, porque la rutina lo que tiene es mucha tontería por hacer, muchos "hay que.." Hay que madrugar, hay que preparar, hay que colocar las fichas del dominó que se quedó a medias antes del verano, de tal modo que una ficha empuje a la otra al caer y ¡que nadie me lo toque!, ¡que me paso el día recogiendo fichas!. Mientras, la gana, que no da cuentas a este mundo, canturrea por detrás con guasa "sana, sana, culito de rana...lo que no se cura hoy, se curará mañana".