la vida empieza a los treinta

6.10.16

GRACIAS MAMÁ

 
Por dejarme subir a los árboles. Por permitirme buscarme sin decirme nunca quién debía ser. Por verte crecer cada día. Por ver, a través de ti, que la vida nunca se para y cada uno tiene la única misión de encontrar en cada momento el sendero del camino por el que desea tirar. Por enseñarme con ejemplo, que nadie es más importante que uno mismo, nadie. Por dejar la comida a medias para irte a la pelu, así, sin avisar, porque era mucho más que arreglarse el pelo, era no conformarse con una vida a medias, una vida que se te quedaba estrecha, porque tú no estabas hecha para guisar.
Gracias por enseñarme el coraje de los que buscan ver más allá, que vivir es mucho más que levantarse cada día y darse a los demás. El coraje de los que buscan y buscan sin parar. Siempre has sido única, mamá para ti no había manual.