la vida empieza a los treinta

28.3.20

Cuenten sus dias señorias



Yo tengo mi propia opinión de la gestión de nuestros gobernantes y se basa en mi experiencia, en mi trabajo y en la lógica que mueve mi reflexión. Esta opinión me lleva a unas conclusiones que van más allá de si estos lo están haciendo mal y otros lo harían mejor. La conclusión a la que llego es que el sistema se está muriendo, porque las personas estamos despertando. Cuenten sus días señorías, porque ya no nos hace falta que nos cuiden, ya somos mayorcitos, ya es hora de emanciparnos. 

Me llena de amor y de orgullo estos días, ver cómo las personas con nombre y apellido, están cada uno en su lugar, combatiendo una plaga que es de la humanidad, una pandemia que la vamos a superar solos, porque solos uno a uno la estamos combatiendo. Porque si en algún momento en los últimos años de existencia, nos hacia falta gobiernos valientes y honestos es ahora, y la verdad es que nos están dejando a nuestra suerte, no nos están protegiendo. Esta epidemia viene a enseñarnos que  todo es es sencillamente mentira, y cito a uno que para mi es sabio: 

 "Es sencillamente mentira que esto no se podía prever. Hace años que se sabe que esto iba a pasar. Mientras los que querían y podían, lo advertían, los políticos del mundo se dedicaban a planificar sorpasos, a destruir discos duros, a ponerse lacitos amarillos, o a que su jeta fuera la que saliera en los carteles de las farolas. Son responsables todos (los de antes, los de ahora y probablemente los que vengan) porque no han hecho el trabajo para el que se supone que están contratados. Dejémonos de paparruchas, saquemos adelante lo que tenemos entre manos y cuando pueda ser, hagamos que nadie se vaya de rositas y pongamos las bases para que en el futuro cada tarea sea hecha con eficacia" 

¿Y cuales son las bases? la base está en mojarse, recuperar el poder que cada uno hemos delegado en papá estado. Porque papa estado ya no nos quiere, ya está agotado. Porque papá estado está alcoholizado y vive en otro mundo. Tiene otra forma de hablar, casi te diría que tiene otro idioma. Otras son sus reglas porque juega a otro juego. Y no se qué pasa que todo aquel que entra en ese juego, termina hablando como hablan ellos. Nos han privatizado servicios que entre todos hemos pagado, y lo han hecho todos, porque unos lo han hecho y otros lo han manejado. Nos han robado literalmente protegiendo a sus bancos, esos que pagan sus juegos de monopoli a los que no estamos invitados. Ha llegado un punto que es mucho mas fácil librarse por matar alguien, que librarse de las tasas, licencias e impuestos, que merman sin vergüenza ni piedad, el poder salir a disfrutar. Y venga futbol y venga redes y netflix para todos. Pero es que ahora nos están dejando morir, porque la verdad es que mayormente sólo mueren abuelos. La verdad es que el plan que tienen todos, más allá de nuestras fronteras, no es salvar vidas, es que mueran despacito para que  no se colapse el sistema. Y no se trata de enfadarse y echar pestes, se trata de recuperar el poder que dócilmente hemos delegado, porque es más fácil criticar al que decide, que decidirse a vivir. Es más fácil elegir bando y ganar cada cuatro años, o perder y quejarse al arbitro. Basta de paparruchas, como dice mi propio sabio, tomemos conciencia del engaño en el que estamos viviendo, dejemos de elegir bando y empecemos a vivir en la república independiente de nuestra propia alma. 
Yo nos les veré caer señorías...yo seguiré pagando sus vidas alejadas de la mía. Pero si elijo la psicosis de la píldora roja, en vez de la dulce ignorancia de la píldora azul. Si destapo la venda con la que yo misma me cubro los ojos. Si me dejo de creer que esta es la mejor de las realidades. Si elijo elegir mis decisiones, en vez de dejarme llevar  por la inercia del color que menos me molesta. Si dejo de repetirle a mis hijos las mismas mentiras porque ya no me las creo, mentiras que están impresas en cada rutina, en cada valor asumido. Si lo cuestiono todo, si vuelvo a nacer. Entonces, valdrá la pena la muerte de nuestros abuelos. Entonces alguna día, el hijo, del hijo, del hijo, de alguno de mis hijos, salvará este planeta.