la vida empieza a los treinta

23.5.18

La mancha de café


Gracias Pa por gritarme hoy. Por poner en tu boca la rabia que me llevo guardando un tiempo, que me brota en picor y sangre en la cara, porque no se puede quedar dentro.  Gracias porque veo que si no me gritas tú, me pudre a mi el silencio. No voy a seguir así, carcomiéndome por creer que no tengo derecho, derecho a tener tiempo, tiempo de estar conmigo en mi silencio, ese silencio que no se siente impuesto. Derecho a no repetir en mi vida ese otro silencio eterno en el que crecí, en el que nadie gritaba mientras se masticaba un "quítate de en medio" Yo puedo romper ese silencio como estrelló papá en mil pedazos la taza en la pared, dejando en el salón una mancha de café, como un cuadro perfecto.  Puedo hacer lo que quiera, no estoy presa, como no lo estaba ella, y tengo la sabiduría que ella me ha dado todos estos años para saber que debo ser feliz sin culpa. Buscar el aire que se lleve la sombra que me habita dentro, pobrecita sombra que se alimenta del oscuro silencio tenso del que cree que no desea estar aquí, del que cree que su vida es en parte, algo impuesto. Que no me importe lo que digan, que es lo que me digo yo. Que si tengo que tener mi propio universo, no es un capricho, es que no puedo vivir de otra manera, es que de otra manera, me muero.