Mi caballero andante

El amor no entiende de esperas, de esperar a ver qué pasa para darse, de entregar el alma con puntos suspensivos.

Ahora que confío en mi más de lo que lo he hecho nunca, ahora que me creo capaz de darme, te miro y se que me quisiste a tu manera, y cómo ibas a hacerlo si no, ¿a la mía?.

Te quiero y punto, sin esperarte. Te respeto, te admiro, te deseo.

Quiero ser justa y admitir que nadie me ha querido como tú, que nadie me a aguantado tanto en mi laberinto de incertidumbre, que nadie se ha atrevido a pararme los pies, a lanzarme verdades sobre mi intolerancia, mi egoísmo, mi mala leche.

Te quiero y punto, y me da igual que tú ya no me quieras, o que me vuelvas a querer, te quiero, sin complejos y sin deudas.

Te veo y deseo tenerte cerca, besarte.

Te toco y entiendo que mis manos se hicieron para acariciarte, y se que cada cuerpo que he tocado ha sido como un eterno preámbulo.

Te beso y quisiera morirme en tu boca, acorralarte en una esquina y saber qué me provocas.

Eres mi caballero andante, mi señor, mi amor, mi honra.